- Introducción
En esta última entrada del blog de tema libre pretendemos analizar los conflictos geopolíticos que se han sucedido después de la disolución de la URSS. En muchos de ellos Rusia como centro de la URSS ha tenido una fuerte implicación y a la vez que ha tenido mucho que ver en la generación de estos y ha intervenido militarmente en la mayoria; también ha negociado la mayoría de altos al fuego y acuerdos de Paz que han permitido el cese de las hostilidades. Aun así se mantienen tensiones en todos los territorios afectados.
-Ucrania
En esta última entrada del blog de tema libre pretendemos analizar los conflictos geopolíticos que se han sucedido después de la disolución de la URSS. En muchos de ellos Rusia como centro de la URSS ha tenido una fuerte implicación y a la vez que ha tenido mucho que ver en la generación de estos y ha intervenido militarmente en la mayoria; también ha negociado la mayoría de altos al fuego y acuerdos de Paz que han permitido el cese de las hostilidades. Aun así se mantienen tensiones en todos los territorios afectados.
-Ucrania
El conflicto más evidente entre rusa y Ucrania es el de Crimea. No obstante solo últimamente se haya pasado a medidas mas drásticas con intervenciones militares las bases de este conflicto se encuentran en las acciones políticas cumplidas después de la caída de la URSS.
Durante de la disolución de la URSS en 1991, la posesión de Crimea se convirtió en un foco de tensión entre Rusia y Ucrania. Tras un referéndum llevado a cabo el 20 de enero de 1991, la RASS de Crimea fue restablecida el 12 de febrero dentro de la RSS de Ucrania. En agosto del mismo año, Ucrania se separaría de la URSS. La historia no se acaba aquí: en 1992 el Soviet Supremo ruso anuló la trasferencia de 1954 y causó una serie de procedimientos políticos que culminaron con la declaración de independencia de parte del Soviet Supremo de Crimea el 5 de mayo de ese mismo año tras la celebración de un referéndum. Incluso se creó la Constitución de Crimea. Las presiones políticas sobre el gobierno Ucranio eran enormes pero este quiso mantener la región dentro de su estructura administrativa. El 13 de mayo 1992 el parlamento ucranio anuló la independencia de Crimea pero concedió a esta región el estatus de República Autónoma. En 1994 se celebraron las primeras elecciones históricas para la presidencia de Crimea. Un dato importante: cinco de los seis candidatos apoyaron públicamente la re-unificación con Rusia.
Durante de la disolución de la URSS en 1991, la posesión de Crimea se convirtió en un foco de tensión entre Rusia y Ucrania. Tras un referéndum llevado a cabo el 20 de enero de 1991, la RASS de Crimea fue restablecida el 12 de febrero dentro de la RSS de Ucrania. En agosto del mismo año, Ucrania se separaría de la URSS. La historia no se acaba aquí: en 1992 el Soviet Supremo ruso anuló la trasferencia de 1954 y causó una serie de procedimientos políticos que culminaron con la declaración de independencia de parte del Soviet Supremo de Crimea el 5 de mayo de ese mismo año tras la celebración de un referéndum. Incluso se creó la Constitución de Crimea. Las presiones políticas sobre el gobierno Ucranio eran enormes pero este quiso mantener la región dentro de su estructura administrativa. El 13 de mayo 1992 el parlamento ucranio anuló la independencia de Crimea pero concedió a esta región el estatus de República Autónoma. En 1994 se celebraron las primeras elecciones históricas para la presidencia de Crimea. Un dato importante: cinco de los seis candidatos apoyaron públicamente la re-unificación con Rusia.
-Bielorussia
Las relaciones entre Rusia y Bielorrusia siempre han sido buenas. El gobierno de Minsk siempre ha sido filo ruso y esto ha llevado a lo largo de los años a tener una relación prácticamente sin conflictos entre estos dos países. El único elemento de discordia ha sido el petroleo. Rusia ha cortado mas de una vez el suministro a su vecino por motivos ligados al precio de dicha fuente de energía. Hoy en día se cuenta que Bielorussia tiene una deuda con Gazprom de una cifra par al PIB de Alemania que no paga desde 2013. En marzo pasado, el Gobierno bielorruso interpuso una demanda ante el Tribunal Económico de la CEI solicitando prohibir a Rusia gravar los hidrocarburos que suministra a Bielorrusia. Minsk considera que las tarifas establecidas por Rusia para los hidrocarburos suministrados a Bielorrusia no tiene fundamento jurídico. La perspectiva que se nos pone delante es la de un conflicto económico y político que arriesga de degenerar las buenas relaciones entre dos estados.
-Rusia
El conflicto geopolítico mas importante al interior de Rusia es el conflicto ruso-checheno. Este tipo de enfrentamiento tiene raíces históricas muy profundas. Es normal entonces que con la caída e la URSS la situación no haría que empeorar. En 1991 Chechenia declaró su independencia y fue nombrada la República Chechena de Ichkeria. Las fuerzas militares rusas invadieron Grozni en 1994, pero, después de dos años de intensos combates, las tropas rusas se retiraron de Chechenia con el Acuerdo de Khasavyurt. Chechenia conservó su independencia hasta el estallido de la segunda guerra en 1999. Ese mismo año las fuerzas gubernamentales rusas invadieron nuevamente Chechenia, en respuesta a la invasión de Daguestán por las fuerzas islámicas chechenas. A principios de 2000, Rusia destruyó casi por completo la ciudad de Grozni y logró poner a Chechenia bajo control directo de Moscú.
Actualmente las fuerzas radicales chechenas son consideradas terroristas por el gobierno ruso. El conflicto mas importante que ha habido es la insurgencia en el Cáucaso Norte .
- Osetia del Sur y Abjasia
Los conflictos geopolíticos de Osetia del Sur y Abjasia relacionados con la disolución de la URSS afectan a la República de Georgia. La república de Abjasia está situada entre la parte suroriental del Cáucaso y la costa del mar negro. Su capital es Sujumi. Como estado independiente de facto lo es desde 1992. Aun así la mayor parte de la comunidad internacional no la reconoce como territorio independiente sino como una región autónoma de Georgia. Solo es reconocida por Rusia, Nicaragua, Venezuela y Nauru. Esta región históricamente ha formado parte del reino griego Cólquida, el reino de Abjasia durante la época bizantina, el reino de Georgia en el siglo XII y finalmente pasó a manos del Imperio Ruso en 1810. Durante la época soviética se formó en 1931 la República Socialista Soviética de Abjasia aunque fue inmediatamente incorporada a la República Socialista Soviética de Georgia. Aunque en teoría tenía una cierta autonomía el gobierno Georgiano empezó una fuere georgización del territorio. Durante esta época el gobierno georgiano asesino a miles de abjasios con el pretexto de ser contrarios al comunismo. Después de la muerte de Stalin se relajó la represión y aunque hubo cierto auge de la autonomía de Abjasia. Pero divido a la limpieza étnica que habían llevado a cabo las autoridades georgianas estos ahora representaban una minoría en el territorio.
A finales de los años 80 crecieron las demandas por parte de la población de etnia abjasia para formar de nuevo la RSS de Abjasia. Llegaron a recoger 30.000 firmas que enviaron a Mijaíl Gorbachov. Las tensiones entre Abjasia y Georgia empezaron estos mismos años debido a que las elites georgianas estaban empezando a planear su salida de la URSS. En 1990 el Soviet Supremo de Abjasia declaro la independencia de Georgia y su inclusión en la URSS. Aunque esta estaba a punto de colapsar. En 1991 Georgia declaro su independencia de la URSS y en 1992 se reinstauro la República Democrática de Georgia. Como la anulación de la constitución soviética anulaba la autonomía de Abjasia, ese mismo año los abjasios declararon su independencia de Georgia. La primera Guerra entre Georgia y Abjasia empezó el 14 de agosto en 1992. Con el apoyo del ejército ruso y voluntarios osetios, cosacos y chechenos; los abjasios ganaron la guerra. En diciembre del 1993 se firmó el acuerdo de paz. Durante el tiempo que duró la guerra fueron asesinados más del 10.000 georgianos y unos 250.000 (georgianos y miembro de otras etnias) tuvieron que huir acosados por una limpieza étnica. En 2006 el ejército georgiano invadió parte del territorio abjasio creando así una nueva región bajo dominio georgiano llamada Alta Abjasia. Después de la segunda guerra de Osetia del Sur Abjasia recupero todo su territorio y el 26 de agosto de 2008 el presidente Dimitri Medvédev reconoció la independencia de Abjasia. Durante este tiempo la población de este territorio se ha reducido considerablemente debido a la limpieza étnica y las migraciones causadas por la inestabilidad del territorio, tal y como observamos en la siguiente tabla.
Cambios en la Demografía de Abjasia
1989 2003
Abjasios 93.200 17,8% 94.606 43,8%
Georgianos 239.800 45,7% 42.355 19,6%
Rusos 74.900 14,3% 23.420 10,8%
Armenios 76.500 14,6% 44.870 20,8%
Otros 40.600 6,7% 7.327 3,4%
Total 525.051 215.972
La República de Osetia del Sur está situada en la zona sur del Cáucaso, en la zona llamada Transcaucásica y limita con la república de Osetia del Norte-Alania que forma parte de la federación rusa. Durante la URSS era el Óblast autónomo de Osetia del sur que formaba parte de la RSS de Georgia. En 1991 declaró su independencia de Georgia. Esta zona a formado históricamente parte del reino de Georgia pero también del imperio ruso. Los osetios desde 1918 empezarón a llevar a cabo levantamientos para unirse a la RSS de Rusia. Estos levantamientos fueron duramente reprimidos por Georgia. En 1922 el propio Stalin declaro a esta región como autónoma de la RSS de Georgia. El 19 de enero de 1992 la población de Osetia del Sur aprobó por mayoría su unión con Osetia del norte, es decir, su anexión a Rusia. Pocos días después el ejército georgiano empieza a invadir el territorio. El 14 de julio de 1992 se firma la paz y Rusia y Georgia despliegan unas fuerzas de paz en el territorio. Aun así el Gobierno de Osetia empezó a crear, con ayuda de Rusia, una fuerza militar propia. En 2006 se celebró un referéndum en el cual el 99% de la población votó a favor de la unión con la federación rusa. El 8 de agosto de 2008 empezó la segunda guerra de Osetia del Sur. En ella el ejército ruso participo activamente llegando a invadir territorio georgiano (fuera de Osetia del Sur), debido a que se acusó al ejército georgiano de atacar las fuerzas de paz rusas. El 16 de agosto de ese mismo año se decretó el alto al fuego. Una vez terminado el conflicto Rusia reconoció oficialmente la independencia de Osetia del Sur. Según Georgia la intervención de Rusia tenía el fin de anexionar territorios que han sido históricamente georgianos. Debido a la inestabilidad del territorio y la precariedad de su gobierno se han producido varias migraciones en la zona. Debido a que el gobierno Georgiano no ha podido llevar cabo el censo en esta región desde 2002 la composición de la población de Osetia del Sur es desconocida. Los datos oficiales que se conocen son los de época soviética. En 1989 había un total de 65,233 osetios (66.2%), 28,544 georgianos (28.9%) y 2,128 rusos (2.1%). En la actualidad se estima que hay un 45.000 osetios y 17.000 georgianos, lo cual demuestra una fuerte reducción de la población. Debido a las dos guerras que han sucedido en este territorio parte de la población de Osetia del Sur ha emigrado a Osetia del Norte (los de etnia Osetia) y otra parte ha emigrado a Georgia (los de Etnia georgiana).
Ambos conflictos sirven a un propósito geopolítico ruso, que es el de desestabilizar un país como Georgia, que es pro occidental, y adquirir más territorios que le generen un mayor control sobre el mar negro, el cual tenía durante la URSS.
- República de Nagorno Karabaj
La República de Nagorno Karabaj o del Alto Karabaj es una muestra de un conflicto geopolítico generado en parte por la disolución de la URSS. Este es el conflicto que podemos añadir dentro del marco de las ex repúblicas soviéticas, que más al límite se encuentra de lo que es geográficamente Europa. Esta república independiente se encuentra en Transcaucásica y los territorios que comprende limitan con Armenia y Azerbaiyán. El territorio que comprende fue históricamente parte del Reino de Armenia desde 189 a. C, del emirato de Armenia desde el siglo VI, del imperio otomano desde el siglo XI y finalmente después de 1917 pasó a formar parte de la Federación Transcaucásica. Esta estaba formada por las repúblicas democráticas de Armenia, Azerbaiyán y Georgia surgidas de la desmembración del imperio ruso. Durante el poco tiempo que duró esta federación empezaron las primeras tensiones entre Armenia y Azerbaiyán por este territorio, el cual había sido anexionado por Azerbaiyán. En 1922 la Federación transcaucásica paso a ser la República Federal Socialista Soviética de Transcaucasia. Aunque en un principio los soviéticos tenían pensado unir esta región a la RSS de Armenia, finalmente en 1923 pasó a formar parte de la RSS de Azerbaiyán como Óblast autónomo de Nagorno Karabaj. Aunque tenía cierta autonomía las autoridades de la RSS de Azerbaiyán empezaron una campaña para imponer su cultura en el territorio.
Tras la disolución de la URSS empezaron los movimientos políticos de la población de etnia armenia del territorio para unirse a Armenia. En noviembre del 1991 declararon la voluntad de secesión de Azerbaiyán. Entonces las autoridades azeríes anularon la autonomía del Alto Karabaj. Debido a esto se llevó a cabo un referéndum con el que se declaró la independencia de Nagorno Karabaj. Los conflictos entre armenios y azeríes ya llevaban sucediéndose desde 1988, pero desde la declaración del independencia se intensificaron. De las guerras sucedidas debido a la disolución de la URSS esta fue la más violenta, ya que se llevaron a cabo limpiezas étnicas en ambos bandos, además Rusia no se posicionó claramente ni por el lado armenio ni por el azerí y suministró armamento a ambos bandos. Finalmente en 1994 se firmó un alto al fuego promovido por Rusia. Se estima que hubo más de 300.000 armenios que vivían en Azerbaiyán que tuvieron que emigrar a Armenia o Rusia. Por el otro lado debido a los combates unos 800.000 azeríes tuvieron que desplazarse. Aparte de los desplazados el conflicto generó 36.000 bajas oficiales y casi 100.000 heridos, convirtiéndose así en uno de los conflictos más violentos que se han producido en las ex repúblicas soviéticas. En 1989 vivían en el Alto Karabaj 192.000 personas de las cuales el 76% era de etnia armenia y el 23% azerí. En 2001 el 95% de la población era de etnia armenia. En 2007 el censo llevado a cabo por las autoridades de Nagorno Karabaj exponía que la población era de 138.000 habitantes.
- Transnistria
Transnistria o Cisdniéster está situada entre el rio Dniéster y la frontera oriental de Moldavia con Ucrania. Transnistria declaro de forma unilateral su independencia de Moldavia en 1990. Después de una guerra civil su gobierno se autoproclamó como República Moldava Pridnestroviana (Republica Moldovenească Nistreană). Solamente es reconocida por la República de Abjasia, la República de Osetia del Sur y la República de Nagorno Karabaj. Históricamente formó parte del Rus de Kiev, aunque de forma intermitente debido a las invasiones de los tártaros. Más adelante también formó parte del Gran Ducado de Lituania, aunque en 1504 quedó bajo control del Imperio Otomano. En 1792 la zona cayó bajo el control del Imperio Ruso. En el siglo XX y tras la revolución rusa formó parte del territorio moldavo autónomo que estaba integrado dentro de la república socialista soviética de Ucrania. Tras el pacto de no agresión Molotov-Ribbentrop firmado el 23 de agosto de 1939 entre la Alemania Nazi y la URSS, las tropas soviética ocuparon la Besarabia (territorio que conforma el resto del actual estado moldavo) y el 2 de agosto de 1940 se creó la República socialista soviética de Moldavia. Una vez estallo la guerra entre Hitler y Stalin, Transnistria pasó a formar parte de la Rumania del dictador aliado de la Alemania nazi Ion Antonescu (1882- 1946). Rumania creó y administró la Gobernación de Transnistria (1941-1944), que estaba formada por el actual territorio de Transnistria y las regiones ucranianas de Odesa, Vinnytsu y Pervomaisk. Una vez terminada la segunda guerra mundial volvió a formar parte de la República socialista soviética de Moldavia.
En 1989 se declaró oficialmente el Moldavo como lengua oficial en detrimento del ruso y también se adoptó al alfabeto latino. La caída de Ceausescu en Rumania (1918-1989) y la apertura de la frontera con esta el 6 de mayo de 1989 empeoró la situación, pues se veía inevitable la unión de Moldavia a Rumania. Debido a esto el 2 de septiembre de 1990 se proclamó la República socialista soviética de Moldavia Pridnestroviana. Entre el 2 de marzo y el 21 de julio de 1992 se hubo un conflicto armado conocido como guerra civil moldava o guerra de Transnistria en el cual hubo 1500 víctimas. Participaron en el, aparte de Transnistria y Moldavia, Voluntarios rusos y ucranianos por Transnistria y voluntarios rumanos por Moldavia. Rusia fue quien suministro el ejército de Transnistria así como Rumania envió suministros al ejército Moldavo. Después del alto el fuego declarado el 21 de julio, el conflicto sigue irresuelto y Transnistria es independiente de facto pero sigue sin ser reconocida internacionalmente. En 2006 el parlamento de Transnistria convoco un referéndum sobre la independencia en el que el sí ganó apoyado por un 97,2 %. En 2011 la OSCE (organización para la seguridad y la cooperación en Europa) inicio unas conversaciones entre ambas parte, las cuales son arbitradas por Lituania. Antes del conflicto habitaban en Transnistria 661.899 personas. En la actualidad la población de la Transnistria independiente es de 505.153 habitantes, de los cuales el 32% son moldavos, el 30% rusos, un 28% de ucranianos y 10% de otras minorías. Como particularidad de Transnistria está el mantenimiento y uso cotidiano de la simbología soviética, tal y como observamos en su bandera y escudo.
Geopolíticamente este conflicto mantiene a Moldavia más cerca de la Federación Rusa, ya que la deuda de Transnistria con Gazprom asciende a más de 3 miles de millones. De hechos su deuda es más elevada que el PIB total de Alemania que es de de 3.820,4 millones; y la deuda es de 3.843,6 millones. Si Moldavia hace gestos de acercamiento a Rumania, es decir, a occidente; Rusia le puede exigir el pago de la deuda que tiene un territorio que oficialmente sigue siendo Moldavia.
-Países Bálticos
Entre agosto y septiembre de 1991, los Países Bálticos forzaron su ruptura con la Unión Soviética, pocos meses antes de que ésta se desintegrara totalmente. A partir de ese momento, la recuperación de su independencia y soberanía nacional –fraguada por primera vez en la época de entreguerras y frustrada por el pacto germano-soviético de 1939–, así como la consolidación de la democracia y el Estado de Derecho y la economía social de mercado, fue de la mano de su aspiración de integración en la Unión Europea y en la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En los Países Bálticos –las Repúblicas de Estonia, Lituania y Letonia–, surgió un intento de autoproclamarse democráticamente que, con el tiempo, al reivindicar la independencia política, supondría el jaque mate al imperio soviético. Así, la aparición de los Frentes Populares en estas Repúblicas a lo largo de 1988 respondió, más que a un apoyo formal a la perestroika, a la necesidad sentida por la mayor parte de los ciudadanos de recuperar su soberanía nacional. De las tres Repúblicas, quien marcó el camino del restablecimiento de la identidad perdida fue Estonia. Con un 61,5% de población autóctona se formaba en diciembre de 1987 una «Sociedad para la preservación de la Historia Estonia» con el objetivo de promover las bases culturales propias que habían florecido en el antiguo Estado. Pronto, en enero de 1988 era fundado el «Partido Estonio para la Independencia nacional», «el primer partido formal de oposición en el Estado Soviético desde la guerra civil». El camino hacia la aparición del Frente Popular estaba franco, más aún después de la fuerza que cobraron tanto los movimientos proindependentistas bálticos como los de otras regiones de la Unión en una manifestación celebrada en Kiev en el mismo mes de enero de 1988 . Toda esta actividad nacionalista obligó a los poderes republicanos a tomar partido. En efecto, el 23 de junio de 1988 el Soviet Supremo restablecía la bandera nacional azul, negra y blanca. El 1 de octubre El «retorno a Europa» de los Países Bálticos: de la ruptura con la URSS a la integración en la Unión Europea y la Alianza Atlántica se fundaba el Frente Popular y, presionado por éste, el 16 de noviembre el Soviet Supremo proclamaba la «soberanía» de la República. Poco después se declaró la supremacía de las leyes estonias sobre las de la Unión –lo que fue rechazado por el Soviet Supremo de la URSS–; y también la prevalencia de la lengua autóctona. Finalmente el Soviet Supremo de Estonia abolía por su cuenta y riesgo el «papel dirigente» detentado por el Partido Comunista, mientras comenzaba a funcionar una comisión especial con la función de estudiar el mejor camino hacia la independencia de la República. En Lituania, donde el 80% de la población era originaria del país, se recogió rápidamente el testigo estonio. En este caso el impulsor del proceso fue el Frente Popular de Lituania (Sajudis), fundado el 3 de junio de 1988. El 7 de diciembre, al igual que lo ocurrido en el caso estonio, era derogado el papel dirigente del Partido Comunista, que catorce días después rompía con el PCUS. En Letonia, el Frente Popular apareció en octubre de 1988 y su programa de actuación política –asumido en junio del año siguiente– incluía una serie de propuestas democratizadoras como el fi n del partido único y la petición de independencia, así como el reconocimiento y respeto e igualdad de derechos a quienes fueran ciudadanos letones, independientemente de su origen étnico, lógico cuando sólo el 52% de la población de esta república era letón de nacimiento. El 28 de julio, como en el resto de las Repúblicas Bálticas, el Soviet Supremo había proclamado la soberanía nacional (nota 16). Un hito importante en la consecución de nuevas metas lo constituyó la creación, en mayo de 1989, del «Consejo de los Frentes Populares Bálticos». Países Bálticos: de la ruptura con la URSS a la integración en la Unión Europea y la Alianza Atlántica tres capitales republicanas, Tallin, Riga y Vilna. En esencia, la acción política puesta en práctica en estos años en la URSS por los frentes populares se mostró como el disolvente más eficaz del Imperio soviético.
Una vez liberados a finales del verano de 1991 de la dominación soviética y después de obtener el reconocimiento de la comunidad internacional, los Países del Báltico proclamaron claramente sus vínculos con la Europa occidental y reclamaron un lugar de socios y aliados en la Comunidades Europeas y en la Alianza Atlántica. En el caso de estos países la percepción de una permanente amenaza rusa ha propiciado un mayor entendimiento a la hora de ofrecer pautas de integración para consolidar en el área nórdica una «región báltica» con carácter propio. A lo largo de la década de los noventa se desarrollaron entre los tres diferentes iniciativas de este tipo como el Consejo Báltico (a imitación del Consejo Nórdico), así como conferencias de cooperación parlamentaria en la zona del mar Báltico que, por impulso finés, han servido para establecer relaciones más fluidas entre los representantes de las distintas fuerzas políticas.
También hay que tener en cuenta las cuestiones étnicas; ya que las tensiones que éstas provocan son particularmente evidentes en las regiones post-comunistas. Para la gente del Báltico, preservar su identidad nacional ha sido una de las mayores preocupaciones durante la última media centuria. Especialmente en Estonia y Letonia se temió la extinción étnica y cultural, debido al diezmado de la población nativa de estos países ocasionados por la guerra y dominio de Moscú, por la influencia de gran número de rusos y otras "minorías" del este, y por la política deliberada de rusificación.
Antes de que las Repúblicas fueran incorporadas a la URSS, la población total ascendía aproximadamente a 5 millones, de los cuales menos de 1 millón eran minorías. Letonia poseía la mayor proporción, 18% del total, Estonia la menor, aproximadamente el 10%. A efectos de comparar se puede mencionar que en ese momento las minorías en Polonia constituían el 35% de su población y en Checoslovaquia el 31%.
Para el tiempo de la segunda invasión soviética a los Estados Bálticos (en 1944-45), las minorías constituían el 10% del total de la población. Con la anexión esta proporción cambió radicalmente. No sólo unos 300.000 bálticos huyeron hacia el oeste, sino que la política de rusificación instaurada por Moscú llegó al etnocidio o limpieza étnica, introducción de población de la Unión Soviética en los Países Bálticos y la rusificación lingüística de la población. El plan de etnocidio fue puesto en práctica el 14 de junio de 1941, cuando unos 50.000 estonios, letones y lituanos fueron deportados a Siberia, donde la mayoría de ellos murió. El ataque germano a la Unión Soviética a fines de junio de 1941 suspendió esta y otras prácticas durante tres años, para reiniciarse en 1944. (Es importante mencionar que entre 1943 y 1944 Moscú fue exitosa en la deportación de otras minorías, tales como chechenos, ingushes, kalmykos, tártaros de Crimea, y gran cantidad de alemanes del Volga: los últimos dos grupos se encuentran actualmente en proceso de retornar a sus hogares de origen.) El arresto y deportación de gente inocente, incluyendo niños, continuó hasta la muerte de Stalin en 1953. La mayor deportación masiva ocurrió en 1949, cuando aproximadamente 119.000 habitantes -solamente en Letonia- generalmente exitosos pequeños granjeros independientes y sus familias fueron detenidos y enviados a Siberia. Se estima que solo entre el 15 y 20% de ellos sobrevivió.
Una fuente externa adicional de inmigración fue la milicia soviética. Con la instalación de bases militares en las Repúblicas Bálticas, unos 200.000 oficiales y sus familias se transformaron en residentes permanentes. Cuando los militares soviéticos fueron desmovilizados, se les ofreció gratuitamente nuevos departamentos construidos por el Estado en cualquier ciudad de la URSS. Puesto que Moscú, San Petersburgo y la costa del mar Negro eran territorios cerrados y era difícil obtener permiso para establecerse allí, Riga se transformó en uno de los lugares favoritos dentro de la Unión Soviética. Además de estos inmigrantes "legales" hubo otros que arribaron ilegalmente, especialmente cuando el imperio soviético se acercaba al colapso. Letonia resultó el destino más atractivo, absorbiendo cerca de medio millón. La gran mayoría de ellos no se encuentra especialmente interesado en una Letonia independiente. Uno de los principales compromisos de los gobiernos locales fue asegurar viviendas, buenos trabajos y otros privilegios a los recién arribados. Tales gobiernos demostraron gran celo en el cumplimiento de estos compromisos con Moscú, debido a que el partido comunista local no estaba constituido por letones sino por rusos o ruso-letones provenientes de Rusia.
Durante un corto período a fines de los 50, los letones tuvieron un gobernante más benévolo, Eduard Berklavs. En la etapa conocida como "primavera", luego del terror del stalinismo, la inmigración desde Rusia fue detenida y se dieron los primeros pasos para restaurar el letón como idioma oficial. Infortunadamente todo esto cambió luego de la visita de Khruschov a Riga en 1959. Todos los comunistas, letones o rusos, fueron removidos del poder y algunos de ellos deportados a Siberia. Supuestamente dicho cambio político fue instigado por los líderes militares locales y comunistas ruso-letones, que pronto ocuparon los lugares vacantes. La consecuencia fue que el idioma desapareció rápidamente del uso oficial (en parte debido a que la nueva elite en el gobierno no lo hablaba). Al mismo tiempo muchas empresas adoptaron el idioma ruso y hasta fue impuesto en reuniones sociales. La norma era que, tanto en el trabajo como en reuniones sociales, si una o más personas del grupo lo tenían como único idioma debía hablarse ruso. De esta manera estonios y letones se transformaron en minorías en sus propios países, bastando para dicho proceso 10 años en Letonia y 30 en Estonia.
La complejidad étnica en los Estados Bálticos se refleja en la mezcla de religiones. Solo Lituania tiene una religión mayoritaria, el catolicismo. Antes de la Segunda Guerra Mundial el protestantismo predominó en Letonia, con 25% de población católica, concentrada principalmente en el este. Actualmente el porcentaje se mantiene, con un 10 a 20% adicional de rusos ortodoxos. Judíos y bautistas son fracciones pequeñas pero muy activas. El protestantismo es predominante en Estonia, pero gran variedad de otros grupos cristianos han incrementado su importancia.
-Países Bálticos
Entre agosto y septiembre de 1991, los Países Bálticos forzaron su ruptura con la Unión Soviética, pocos meses antes de que ésta se desintegrara totalmente. A partir de ese momento, la recuperación de su independencia y soberanía nacional –fraguada por primera vez en la época de entreguerras y frustrada por el pacto germano-soviético de 1939–, así como la consolidación de la democracia y el Estado de Derecho y la economía social de mercado, fue de la mano de su aspiración de integración en la Unión Europea y en la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En los Países Bálticos –las Repúblicas de Estonia, Lituania y Letonia–, surgió un intento de autoproclamarse democráticamente que, con el tiempo, al reivindicar la independencia política, supondría el jaque mate al imperio soviético. Así, la aparición de los Frentes Populares en estas Repúblicas a lo largo de 1988 respondió, más que a un apoyo formal a la perestroika, a la necesidad sentida por la mayor parte de los ciudadanos de recuperar su soberanía nacional. De las tres Repúblicas, quien marcó el camino del restablecimiento de la identidad perdida fue Estonia. Con un 61,5% de población autóctona se formaba en diciembre de 1987 una «Sociedad para la preservación de la Historia Estonia» con el objetivo de promover las bases culturales propias que habían florecido en el antiguo Estado. Pronto, en enero de 1988 era fundado el «Partido Estonio para la Independencia nacional», «el primer partido formal de oposición en el Estado Soviético desde la guerra civil». El camino hacia la aparición del Frente Popular estaba franco, más aún después de la fuerza que cobraron tanto los movimientos proindependentistas bálticos como los de otras regiones de la Unión en una manifestación celebrada en Kiev en el mismo mes de enero de 1988 . Toda esta actividad nacionalista obligó a los poderes republicanos a tomar partido. En efecto, el 23 de junio de 1988 el Soviet Supremo restablecía la bandera nacional azul, negra y blanca. El 1 de octubre El «retorno a Europa» de los Países Bálticos: de la ruptura con la URSS a la integración en la Unión Europea y la Alianza Atlántica se fundaba el Frente Popular y, presionado por éste, el 16 de noviembre el Soviet Supremo proclamaba la «soberanía» de la República. Poco después se declaró la supremacía de las leyes estonias sobre las de la Unión –lo que fue rechazado por el Soviet Supremo de la URSS–; y también la prevalencia de la lengua autóctona. Finalmente el Soviet Supremo de Estonia abolía por su cuenta y riesgo el «papel dirigente» detentado por el Partido Comunista, mientras comenzaba a funcionar una comisión especial con la función de estudiar el mejor camino hacia la independencia de la República. En Lituania, donde el 80% de la población era originaria del país, se recogió rápidamente el testigo estonio. En este caso el impulsor del proceso fue el Frente Popular de Lituania (Sajudis), fundado el 3 de junio de 1988. El 7 de diciembre, al igual que lo ocurrido en el caso estonio, era derogado el papel dirigente del Partido Comunista, que catorce días después rompía con el PCUS. En Letonia, el Frente Popular apareció en octubre de 1988 y su programa de actuación política –asumido en junio del año siguiente– incluía una serie de propuestas democratizadoras como el fi n del partido único y la petición de independencia, así como el reconocimiento y respeto e igualdad de derechos a quienes fueran ciudadanos letones, independientemente de su origen étnico, lógico cuando sólo el 52% de la población de esta república era letón de nacimiento. El 28 de julio, como en el resto de las Repúblicas Bálticas, el Soviet Supremo había proclamado la soberanía nacional (nota 16). Un hito importante en la consecución de nuevas metas lo constituyó la creación, en mayo de 1989, del «Consejo de los Frentes Populares Bálticos». Países Bálticos: de la ruptura con la URSS a la integración en la Unión Europea y la Alianza Atlántica tres capitales republicanas, Tallin, Riga y Vilna. En esencia, la acción política puesta en práctica en estos años en la URSS por los frentes populares se mostró como el disolvente más eficaz del Imperio soviético.
Una vez liberados a finales del verano de 1991 de la dominación soviética y después de obtener el reconocimiento de la comunidad internacional, los Países del Báltico proclamaron claramente sus vínculos con la Europa occidental y reclamaron un lugar de socios y aliados en la Comunidades Europeas y en la Alianza Atlántica. En el caso de estos países la percepción de una permanente amenaza rusa ha propiciado un mayor entendimiento a la hora de ofrecer pautas de integración para consolidar en el área nórdica una «región báltica» con carácter propio. A lo largo de la década de los noventa se desarrollaron entre los tres diferentes iniciativas de este tipo como el Consejo Báltico (a imitación del Consejo Nórdico), así como conferencias de cooperación parlamentaria en la zona del mar Báltico que, por impulso finés, han servido para establecer relaciones más fluidas entre los representantes de las distintas fuerzas políticas.
También hay que tener en cuenta las cuestiones étnicas; ya que las tensiones que éstas provocan son particularmente evidentes en las regiones post-comunistas. Para la gente del Báltico, preservar su identidad nacional ha sido una de las mayores preocupaciones durante la última media centuria. Especialmente en Estonia y Letonia se temió la extinción étnica y cultural, debido al diezmado de la población nativa de estos países ocasionados por la guerra y dominio de Moscú, por la influencia de gran número de rusos y otras "minorías" del este, y por la política deliberada de rusificación.
Antes de que las Repúblicas fueran incorporadas a la URSS, la población total ascendía aproximadamente a 5 millones, de los cuales menos de 1 millón eran minorías. Letonia poseía la mayor proporción, 18% del total, Estonia la menor, aproximadamente el 10%. A efectos de comparar se puede mencionar que en ese momento las minorías en Polonia constituían el 35% de su población y en Checoslovaquia el 31%.
Para el tiempo de la segunda invasión soviética a los Estados Bálticos (en 1944-45), las minorías constituían el 10% del total de la población. Con la anexión esta proporción cambió radicalmente. No sólo unos 300.000 bálticos huyeron hacia el oeste, sino que la política de rusificación instaurada por Moscú llegó al etnocidio o limpieza étnica, introducción de población de la Unión Soviética en los Países Bálticos y la rusificación lingüística de la población. El plan de etnocidio fue puesto en práctica el 14 de junio de 1941, cuando unos 50.000 estonios, letones y lituanos fueron deportados a Siberia, donde la mayoría de ellos murió. El ataque germano a la Unión Soviética a fines de junio de 1941 suspendió esta y otras prácticas durante tres años, para reiniciarse en 1944. (Es importante mencionar que entre 1943 y 1944 Moscú fue exitosa en la deportación de otras minorías, tales como chechenos, ingushes, kalmykos, tártaros de Crimea, y gran cantidad de alemanes del Volga: los últimos dos grupos se encuentran actualmente en proceso de retornar a sus hogares de origen.) El arresto y deportación de gente inocente, incluyendo niños, continuó hasta la muerte de Stalin en 1953. La mayor deportación masiva ocurrió en 1949, cuando aproximadamente 119.000 habitantes -solamente en Letonia- generalmente exitosos pequeños granjeros independientes y sus familias fueron detenidos y enviados a Siberia. Se estima que solo entre el 15 y 20% de ellos sobrevivió.
Una fuente externa adicional de inmigración fue la milicia soviética. Con la instalación de bases militares en las Repúblicas Bálticas, unos 200.000 oficiales y sus familias se transformaron en residentes permanentes. Cuando los militares soviéticos fueron desmovilizados, se les ofreció gratuitamente nuevos departamentos construidos por el Estado en cualquier ciudad de la URSS. Puesto que Moscú, San Petersburgo y la costa del mar Negro eran territorios cerrados y era difícil obtener permiso para establecerse allí, Riga se transformó en uno de los lugares favoritos dentro de la Unión Soviética. Además de estos inmigrantes "legales" hubo otros que arribaron ilegalmente, especialmente cuando el imperio soviético se acercaba al colapso. Letonia resultó el destino más atractivo, absorbiendo cerca de medio millón. La gran mayoría de ellos no se encuentra especialmente interesado en una Letonia independiente. Uno de los principales compromisos de los gobiernos locales fue asegurar viviendas, buenos trabajos y otros privilegios a los recién arribados. Tales gobiernos demostraron gran celo en el cumplimiento de estos compromisos con Moscú, debido a que el partido comunista local no estaba constituido por letones sino por rusos o ruso-letones provenientes de Rusia.
Durante un corto período a fines de los 50, los letones tuvieron un gobernante más benévolo, Eduard Berklavs. En la etapa conocida como "primavera", luego del terror del stalinismo, la inmigración desde Rusia fue detenida y se dieron los primeros pasos para restaurar el letón como idioma oficial. Infortunadamente todo esto cambió luego de la visita de Khruschov a Riga en 1959. Todos los comunistas, letones o rusos, fueron removidos del poder y algunos de ellos deportados a Siberia. Supuestamente dicho cambio político fue instigado por los líderes militares locales y comunistas ruso-letones, que pronto ocuparon los lugares vacantes. La consecuencia fue que el idioma desapareció rápidamente del uso oficial (en parte debido a que la nueva elite en el gobierno no lo hablaba). Al mismo tiempo muchas empresas adoptaron el idioma ruso y hasta fue impuesto en reuniones sociales. La norma era que, tanto en el trabajo como en reuniones sociales, si una o más personas del grupo lo tenían como único idioma debía hablarse ruso. De esta manera estonios y letones se transformaron en minorías en sus propios países, bastando para dicho proceso 10 años en Letonia y 30 en Estonia.
La complejidad étnica en los Estados Bálticos se refleja en la mezcla de religiones. Solo Lituania tiene una religión mayoritaria, el catolicismo. Antes de la Segunda Guerra Mundial el protestantismo predominó en Letonia, con 25% de población católica, concentrada principalmente en el este. Actualmente el porcentaje se mantiene, con un 10 a 20% adicional de rusos ortodoxos. Judíos y bautistas son fracciones pequeñas pero muy activas. El protestantismo es predominante en Estonia, pero gran variedad de otros grupos cristianos han incrementado su importancia.
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